Nuestra última cena en Praga

Hoy os invito a entrar a un restaurante que descubrimos en Praga donde comimos nuestra última cena cuando visitamos esta ciudad el pasado Octubre y, la verdad, fue todo un acierto. Pero antes, me gustaría comentaros un par de cosas…
Hace ya casi un año que no publico en el blog. El cansancio mental que he tenido (y aún combato) durante este último año debido al trabajo hace que sea imposible que me concentre para escribir en el blog. He optado por compartir durante este tiempo algunas de las fotografías de nuestros viajes en instagram pero me da pena, mucha pena porque tengo montón de cosas que me gustaría enseñaros entre viajes, tutoriales de photoshop® y alguna reseña que tengo pendiente de libros y cómics. En realidad llevo mucho tiempo sin coger un libro (¡alucinad!) porque siempre que lo he intentado no he podido concentrarme lo suficiente así que he optado por leer manga y cómic que me resultan más cómodos en este momento.
Sé que cada dos por tres os pongo excusas de este tipo pero es la pura realidad. Ayer mismo, un amigo me escribió par decirme que había encontrado el blog y me animó a seguir con él y es lo que intentaré hacer. Además se acercan novedades en el trabajo así que probablemente en cuestión de un par de meses o así podré disponer de mis neuronas despejadas un poco más 😀 (o eso espero). Siempre me pasa que a principios de año intento retomar todo y no es porque me lo proponga en plan “planes para el año nuevo” es que es cuando he tenido vacaciones en las que he descansado la mente y vuelvo a tener muchas inquietudes.
Bueno, pues después de esta lamentable introducción 😛 vamos a lo que vamos: Bernard Pub, un restaurante que recomendamos en la ciudad checa de Praga.
En el último día de nuestro en viaje en Praga no teníamos muchas ganas de cenar en el centro porque habíamos ido de compras y estábamos realmente cansados así que aunque había restaurantes a unos 8 minutos andando del hotel (y el hotel estaba bastante bien para cenar), nos decidimos por probar este restaurante que habíamos fichado por Google Maps.
Es cierto que muchos de los comentarios que había no eran del todo alagüeños (que al final es a los que das más importancia si hay muchos) pero todos los días pasábamos por delante y tenía muy muy buena pinta. Parecía muy acogedor y siempre había gente así que, ¿por qué no? (Quedarnos en el hotel era un poco triste porque nos gusta ir siempre a lugares donde van los propios vecinos de la ciudad).

Tengo que decir que no la teníamos todas con nosotros de si nos iban a atender ya que tuvimos un par de malas experiencias una noche en la que fuimos a cenar a un par de restaurantes una hora antes del cierre y no nos quisieron atender, en uno como mucho nos daban bebidas (y el local estaba lleno de gente, no es que estuviesen cerrando). Esto es un tema para tratar largo y tendido aparte ya que esto es algo que, por desgracia, está en el carácter de los nativos de Praga (y especifico nativos porque si son personas nacidas en otro país, por muchos años que lleven allí viviendo, no son iguales).
Hecho este inciso tuvimos la suerte de que sí nos atendieron y no nos pusieron malas caras. La verdad que las dos camareras nos sonrieron (cosa extraña ya os digo en Praga por un alto porcentaje de personas) y nos dieron una mesa para cenar (concretamente la que aparece a la derecha de la imagen sobre estas líneas, la alta).
Bebidas
La carta tenía buena pinta y tienen tanto raciones para picar como platos completos. Como nos gusta probar de todo decidimos pedirnos una buena cena con un entrante a compartir y un plato principal para cada uno. Eso si, aunque tienen refrescos y demás, este pub está especializado en cervezas de la marca Bernard (de ahí el nombre). Tiene una variedad increíble y también las hay sin alcohol o de frutas. A mi no me gusta la cerveza
por el sabor amargo (sí, sí, ahí lo dejo y me voy corriendo…) pero algunas de frutas sí que me van así que probé una de cerezas (con muy poco alcohol y este toque afrutado). Mi pareja se pidió una Bernard original así que nada, a sentirnos autóctonos (allí es que nadie de la zona bebía otra cosa que cerveza. Sólo los extranjeros bebían refrescos, limonada, agua o vino). No hicimos foto de la carta de cervezas pero era muy curiosa porque estaban dispuestas en una tabla donde podías elegir la que más se adaptase a tus gustos según algunas propiedades. Mi pareja se pidió la Světlá 11° (que sería una cerveza rubia aquí) que por 36 Kč (1,40€ actualmente) te tomas lo que equivale a más de una pinta de cerveza. ¡Así beben tanta cerveza! ¡Es más barata que el agua!
¡A comer!
Y ahora vamos con la comida, ahí elegimos un poco descartando lo que ya habíamos comido en otros sitios pero también lo que nos apetecía. De primero decidimos pedir unas alitas de pollo para ver cómo las cocinan allí y tengo que decir que estaban muy buenas pero estaban como asadas. Muy curioso pero muy ricas y la salsa barbacoa también. Echamos de menos el crujiente de la piel pero de sabor estaban estupendas.

138 Kč = 5,40 €
Yo el goulash lo pedí en otro restaurante casero pero mi pareja se quedó con ganas de comerse su propio plato así que se decidió rápido y tengo que decir que acertó. Personalmente no me gusta la carne guisada “a la española” que es lo que más se parece al goulash pero los ingredientes de sus salsas son deliciosos y tanto el que yo me pedí en otro restaurante (que ya os hablaré de ello) como este, estaban deliciosos. Este venía con cebolla roja y pimiento picante pero normalmente no lleva estas verduras. También lo acompañan de pan normal o una especie de pan blanco que parece un bollo por su textura blandita llamado knedlík.

148 Kč = 5,81 €
Y aquí os presento el plato que elegí yo. Me apetecía algo diferente y resulta que entre sus platos típicos checos estaba también las tiras de pollo fritas o el smažené kuřecí stripsy. Esta tiras de pollo ultra crujientes (lleva pan rallado de maíz para el rebozado) y nada grasientas estaban de muerte. Iban acompañadas de mayonesa (sabía mucho más rica que la de aquí, como si llevase un poco de ajo pero sin picar) y puré de patatas que tampoco es como el puré que conocemos. Es más parecido a las patatas de la tortilla de patata pero sin cebolla y sin huevo. Todas hecha una masa.

Hay que decir que no pude terminarme las tiras de pollo, después de las alitas todo hinchaba mucho pero si me lo hubiera comido de lo bueno que estaba (sobre todo mojado en la mayonesa).
155 Kč = 6 €
No pedimos nada más así que como he podido mirar los precios en la carta que tienen en su propia web, podemos ver que por unos 20€ cenamos los dos perfectamente y nos sobró comida. Todo a la carta, por supuesto. A esto hay que añadirle que el ambiente era muy agradable, todo estaba limpio, el personal muy atento y las cartas en inglés (que se agradece). Así que no podíamos pedir más… pero, ¡un momento!. Resultó que nos estaba esperando una sorpresa en el baño. Yo me quedé tan sorprendida que le dije a mi pareja que también fuese a verlo y se llevó el móvil para grabarlo. Y aquí os dejamos la muestra de lo que vimos.
Bueno, pues hasta aquí nuestra recomendación de este restaurante. Esperamos que os haya parecido interesante y que si por lo que sea os pasáis por allí, nos digáis qué tal vuestra experiencia.
Datos del restaurante
Os dejamos con la web oficial de pub: https://www.bernardpub.cz/pub/andel
Por favor, seguid con vuestras mentes inquietas y dadles bien de comer.

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